viernes, 18 de mayo de 2012

El cuento: origen y desarrollo (121) por Roberto Brey


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África (continuación)

Una historia popular del folclore africano es la de un pequeño animal y los trucos que utiliza para enfrentarse a criaturas de mayor tamaño. Algunos de estos animales son Anansi, una araña del folclore de los Ashanti de Ghana; Àjàpá, una tortuga de los Yoruba de Nigeria; y Sungura, una liebre que aparece en el folclore de la zona este de África. En realidad, figuran todos los animales del monte, y estos son similares a los que aparecen en los relatos europeos que, según algunos especialistas, tienen su origen africano. En Cuba, los cuentos de Amadou Koumba de Birago Diop, pueden compararse con los de La Fontaine. Amadou Koumba fue un griot senegalés del pueblo wolof muy destacado y Birago Diop tuvo oportunidad de asistir durante su niñez a sus sesiones de cuentos y ya en Europa, los refiere y recrea en lengua francesa.
El antrópologo y pensador cubano Fernando Ortiz, en Los bailes y el teatro de los negros en el folklore de Cuba, Letras Cubanas, La Habana, 1981, p. 529, relata:

"Las fábulas de animales son muy numerosas e interesantes en África, tanto que es verosímil que este tipo de narraciones se haya originado entre los negros afroocidentales (…). Su primera aparición, dice Talbot, parece ser en la obras de Hesiodo, que probablemente estuvo en relación con Egipto. Frobenius y otros han observado que las clásicas fábulas de Esopo se parecen mucho a las de los negros africanos y hasta se ha dicho que Esopo, esclavo y feo, fue "de color".

El sabio senegalés Cheikh Anta Diop (1923-1986) explica: "El género de la fábula, típicamente negro –o Kushita, como lo escribe Lenormand– que consiste en poner animales en escena, fue introducido en Grecia por el negro egipcio Esopo, inspirador de las fábulas de La Fontaine.”
Estas historias fueron realmente conocidas ya en la época de la colonia en África; y mucho de la forma de darla a conocer, contarla e interpretarla, tiene que ver con las ideas que impulsó la colonización europea.
El mismo Diop escribiría también: “… el nacimiento de la egiptología se caracterizó por la necesidad de destruir a toda costa y en todos los espíritus, de la forma más radical y completa, el recuerdo de un Egipto negro…”
Porque para Diop al continente africano hay que concebirlo en su integralidad, que deriva de un proceso de formación de miles de años atrás. Desde la aparición del hombre en el centro mismo del continente negro.

Para Jacint Creus, el Romanticismo europeo situó la literatura oral en “aquella idea de que cada nación tiene su propia cultura popular y la voluntad de recuperarla”. El desarrollo de esa idea coincidió con el ataque colonial al conjunto del continente africano.

“En el África subsahariana las recopilaciones etnográficas corrieron a cargo, esencialmente, de misioneros, de militares y de administradores coloniales, todos ellos imbuidos por las ideas al uso. La literatura oral africana, como tantas otras cosas, fue recopilada y estudiada desde parámetros exclusivamente europeos. «Mostrar cómo eran los africanos» era el objetivo inmediato de trabajos que siempre fueron pensados, además, para lectores europeos ávidos de exotismo; y ello implicaba, previamente, determinar también qué era lo que «valía la pena» ser mostrado, ser transcrito y publicado.
Y aquí, nuevamente, volvería a funcionar como un reloj el concepto de «autenticidad» otorgado a toda la literatura oral «digna de ser recopilada».
Sólo que, en esta ocasión, esa «cultura tradicional» que debía ser objeto de estudio no tenía como finalidad la «recuperación del pasado»: las sociedades africanas eran percibidas como no históricas; y, en la Gran Cadena ideada por el evolucionismo cultural, ocupaban «estadios anteriores» de «civilización»: la literatura oral, pues, podía ser recopilada «naturalmente» en aquellas sociedades «atrasadas», lo cual podría dar un poco más de luz a los «estadios anteriores» propios; y, en cualquier caso, ayudar a la tarea «civilizatoria» que justificaba el proceso de opresión.

 Jacint Creus, Departamento de Antropología Cultural e Historia de América y África, Universidad de Barcelona.

Literatura precolonial

Es poco lo que se conoce de la literatura precolonial, poco también ya en época de la colonia, y mucho menos en castellano. Algunos de los trabajos africanos más conocidos a partir del período de la colonización y del comercio del esclavo son, por ejemplo, el de Olaudah Equiano  (1745–1797), también conocido como Gustavus Vassa,  que escribe una autobiografía: La narrativa interesante de la vida de Olaudah Equiano (1789), donde relata su experiencia como esclavo y su vida posterior cuando puede comprar su libertad.
Ya en el período colonial, los africanos expuestos a los idiomas occidentales comenzaron a escribir en diferentes lenguas. En 1911, José Ephraim Casely-Hayford (también conocido como Ekra-Agiman) de Ghana, publica lo que para algunos es la primera novela africana escrita en inglés, Etiopía desatada: Estudios en la emancipación de la raza. Entre la ficción y el ensayo político, su publicación en la prensa occidental marca un antes y un después en literatura africana.

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